«Autoexigencia»

4857-fea5aca6b93e4b4f8e1988c48a208ba5La mayoría del tiempo no nos damos cuenta, pero nosotros somos nuestros mayores jueces y los que utilizamos las varas más duras para medirnos. Estamos constantemente comparándonos con otras personas y compitiendo, especialmente con nosotros mismos. Nuestro nivel de autoexigencia puede llegar a ser tan elevado, que no somos capaces de ver que las únicas expectativas que estamos intentando cumplir son las que ha creado nuestro ego…y ¿por qué ese nivel de exigencia?; ¿es que pensamos que seremos menos merecedores si no hacemos lo convenido en el tiempo estipulado; si no destacamos en el trabajo; si no somos los mejores padres o las mejores madres; si no aprobamos o sacamos la mejor nota en ese examen; si no somos los mejores en todo lo que creemos que debemos? Lo cierto, al menos tal y como yo lo siento, es que cumplir expectativas no te hará mejor ni peor persona. No serás más valioso ni más feliz por ganar más dinero, por trabajar más horas, por ser el que entrega el mejor trabajo…nada de eso incrementa ni decrece tu valía. Tú eres un ser y sólo por eso eres increíblemente valioso; tan valioso como cualquier otro ser. Tu origen; tu esencia, es divina, consigas lo que consigas en esta existencia. Tienes derecho a equivocarte, a cambiar de opinión, a decir que no y nada de esto será significativo para valorar tu esencia, porque pase lo que pase tú seguirás siendo luz.

Somos nosotros mismos los que sepultamos esa luz bajo las máscaras de nuestro ego, que en última instancia sólo desea sentirse amado y desarrolla estrategias defensivas que le llevan a querer demostrar su valía.

El elevado nivel de autoexigencia al que nos empeñamos en someternos sólo nos llevará al desequilibrio, a la autodecepción y al autocastigo. ¿Qué sientes cuando no eres capaz de cumplir tus propias expectativas? Lo que solemos experimentar cuando esto ocurre es decepción, frustración y hasta enfado con nosotros mismos. Nos autodespreciamos por no haber sido capaces de alcanzar las metas que nosotros mismos, la mayoría de veces de forma inconsciente, nos hemos puesto. Ni siquiera nos damos cuenta de que muchas veces, los objetivos que nos marcamos no son nada realistas y son fruto de nuestro miedo; de nuestro temor a no ser merecedores; a no ser amados; a que no nos aprecien ni nos reconozcan.

¿Quién es más duro con nosotros que nosotros mismos?; ¿estás dispuesto/a a seguir sintiéndote menos o poco merecedor/a sólo por no ser lo que tu ego considera “lo suficiente” para ser “aceptable”? ¿Qué tal si en lugar de fijar nuestra atención en metas externas autoimpuestas nos centramos en disfrutar del camino y en lo que éste puede aportarnos a cada paso?

La perfección es siempre algo subjetivo y nosotros, como seres humanos, somos perfectamente imperfectos. Cuanto antes asumamos y comprendamos lo maravilloso que hay en eso, más pronto aceptaremos nuestra propia naturaleza y aprenderemos a disfrutar de ella. Marcarse objetivos y esforzarse por conseguirlos es algo muy útil y puede ayudarnos en la autosuperación, pero conviene recordar que los alcancemos o no, nuestra valía seguirá siendo la misma y que no conseguirlos no significa que fracasemos como personas. No estamos aquí para llegar a ninguna meta, sino para aprender, disfrutar del camino y ser lo más felices que podamos.

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Sobre la manipulación, el chantaje, el control y el abuso de poder.

manipulation5Considero la manipulación y el chantaje emocional como formas de abuso, perversión y agresividad. Cuando hacemos uso de ellas, solemos pasar por alto que el perjuicio no es sólo para la persona manipulada sino también para uno mismo, ya que no sólo estamos abusando de otros, sino también de nosotros mismos. La manipulación surge de nuestra inseguridad; de nuestra falta de confianza en nosotros mismos; de nuestro miedo a no ser merecedores; de nuestra necesidad de quedar por encima de otros; de salirnos con la nuestra; de que el resto de personas hagan lo que nosotros necesitamos que hagan. Nos hace sentir poderosos, pero esto es sólo un espejismo. Una persona confiada, consciente y segura de sí misma; una persona con una buena autoestima no necesita de este tipo de ardides para sentirse merecedora; no necesita coartar la libertad de nadie; no arde en deseos de sentir a los demás como súbditos o en una posición inferior a la suya ni de controlar vidas ajenas; no necesita la aprobación ni el reconocimiento constante de los otros porque conoce su propia valía.
Toda relación que surja en este tipo de contexto, será perjudicial para sus miembros y no aportará experiencias reales, ya que las únicas relaciones sanas son aquellas que se dan entre iguales. En una relación sana nadie se aprovecha de nadie; nadie ejerce ningún poder ni influencia sobre otro ni existe codependencia alguna, mientras que en una relación en “desigualdad de condiciones” donde una persona manipula, controla o chantajea a otra, todo acaba convirtiéndose en surrealista, los miembros terminan por traspasar las fronteras del respeto hacia el otro y hacia sí mismos y no puede existir verdadero amor, ya que ninguno de los dos integrantes, ni manipulador ni manipulado, pueden mostrar su verdadera esencia. Todo acaba resultando un engaño.
Este tipo de conductas son altamente dañinas para uno mismo y para aquellos que son objeto de la misma. Tu valía no depende de lo que otros hagan o digan, ni siquiera de tu propia percepción de ti mismo. Tú eres un ser valioso simplemente por ser y tu valor es el mismo que el del resto de seres humanos y eres tan merecedor de todo lo bueno que el Universo puede ofrecerte como cualquier otro ser. Las conductas abusivas no hacen más que desvirtuar esa valía.
No necesitas la aprobación de nadie; tampoco necesitas la aprobación de tu ego, que es quien realmente sale alimentado  y al mismo tiempo herido (aunque en principio no pueda comprender esto), como resultado de este tipo de comportamientos. Con ellos, en lugar de sacar a la luz lo divino que hay en ti lo que consigues es enterrar un poco más tu propia consciencia. Tú eres mucho más que el efecto que causas sobre los demás o la opinión que tienes de ti mismo. No dependas de eso.

Raquel García García

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La Fuerza de las Mariposas.

A shinny blue butterflyLa mariposa despliega sus hermosas alas y las bate contra el viento;

vuela a través de la adversidad sin dejar que la brisa la desvíe de su rumbo.

Su belleza procede del poder transformador de su fuerza,

que atravesando su dolor hizo trizas los límites de sus barreras

y  dejó  de ser crisálida para convertirse en inspiración etérea.

Una mariposa es una guerrera de la luz que transforma

su fragilidad en ilusión por vivir y jugar al unísono con el viento.

No existe límite que pueda detener su vuelo.

Raquel García García

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Libertad para ser

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A veces piensa uno que está obligado a cumplir ciertas funciones marcadas por sus roles; por su rol en la  familia, de género, de profesión, etc. Si nos paramos a pensar cuántos papeles representamos cada día de nuestra vida en sus diferentes ámbitos, comprenderemos que el desear constantemente ejecutar cada uno de ellos a la perfección nos aboca inevitablemente al fracaso y a la frustración por no poder cumplir con todas esas expectativas. Somos humanos, y  es imposible ser perfectos en todo. No estamos aquí para cumplir las expectativas de nadie, ni siquiera las nuestras, porque en última instancia hemos de ser nosotros los que marquemos nuestras prioridades. A menudo nos dejamos llevar por lo “socialmente aceptable” y pensamos que no somos personas merecedoras ni dignas por no cumplir con esas expectativas que nos hacen ser “válidos”, pero ¿quién está en posesión de la verdad como para decidir cómo ha de ser o actuar un ser humano?; ¿quién puede dictar cómo ha de comportarse la mujer y cómo el hombre?; ¿por qué tenemos que ser todos iguales?

Cada uno de nosotros es un ser humano único y es precisamente esa singularidad lo que nos hace tan preciosos. Por encima de mi rol de mujer, trabajadora, pareja, hermana e hija, yo soy yo y eso es lo único que he de ser. No tenemos por qué comportarnos de la manera que nos han enseñado de pequeños que era la más aceptable. No hay una forma “incorrecta” o “correcta” de ser; mientras que la base de nuestra conducta sea el respeto hacia uno mismo y hacia el prójimo y sigamos los pasos del amor, todo lo que hagamos será adecuado para nosotros. Los dictados morales varían de una sociedad a otra. Lo que se considera aceptable en algunas comunidades pasa a ser totalmente inaceptable en otras y entonces…¿quién está en lo cierto?; ¿por qué en lugar de reflexionar y sentir desde dentro lo que pensamos que es válido para nosotros y lo que no,  nos limitamos a reproducir lo que nos han enseñado?; ¿no es un poco raro que «casualmente» lo más aceptable sea precisamente siempre lo “nuestro”; lo que nos han aleccionado?

En demasiadas ocasiones en esta sociedad, a todo aquello que es diferente o se sale de la norma, se le tacha de “inaceptable”, pero nadie mejor que uno mismo sabe cómo manejar su vida. Ser diferente en cualquier aspecto no implica no ser merecedor de aceptación; no significa ser un ciudadano de “segunda categoría” porque no existen las categorías entre las personas. Somos todos iguales pero individuales. Todos tenemos capacidades, virtudes y defectos. Todos servimos porque nuestro único objetivo  en esta vida es vivirla y para eso estamos todos diseñados y preparados desde nuestro nacimiento, pero eso no implica en ningún caso que todos debamos ser un ejército de clones autómatas que se comporten de la misma manera. Gozamos del libre albedrío y tenemos libertad para SER.

Todos somos perfectamente imperfectos y nadie está en posición de juzgar a nadie ni tiene el derecho a decidir cómo ha de ser o comportarse otra persona. Ningún otro ser que no seas tú mismo puede definir tus roles ni cómo has de comportarte dentro de cada uno de ellos porque, además, es realmente detrás de todos estos donde te encuentras tú. Tus roles pueden formar parte de ti, pero no son tú; tú eres mucho más que eso y sólo ese ser que eres es dueño de su propio presente y de ir construyendo poco a poco su propio destino.

Tus diferencias, lejos de perjudicarte, son lo que te convierten en un ser único.

Eres válido y merecedor seas quien seas y seas como seas. Por encima de tu situación de vida y de tus circunstancias, tú sigues siendo y serás siempre un ser divino y precioso.

Raquel García García

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La curiosidad no mató al gato.

images «Tienes que ver lo que los demás no ven. Ver lo que los demás deciden no ver por temor, conformismo, pereza. Ver el mundo de forma nueva cada día» (Patch Adams, 1998)

Desde siempre han surgido personas en mi vida que han insistido en hacerme conocer su postura a cerca de mi curiosidad natural por aprender y saber “demasiado”. He oído muchas veces cosas como que era malo querer saberlo todo; preguntar por todo; “comerse tanto la cabeza”, etc. Incluso he llegado a escuchar a personas decir que se es más feliz en la ignorancia porque cuando uno se empieza a preguntar asuntos como cuál es el sentido de su vida comienza a perderse. Siento discrepar, pero es así. Yo he descubierto que es justo en ese momento en el que empieza tu despertar;  en el que comienzas a resistirte a ser un autómata que se levanta cada día para vivir el mismo que el anterior y se acuesta sin haber aprendido ni conocido nada nuevo; sin más misión que la de respirar. Puede que la senda sea confusa y larga, pero sólo sale de la zona de confort aquel que pregunta, explora y arriesga y éste, tras un tiempo caminando siempre acaba encontrando un nuevo y distinto paraje; un paraje que le supondrá un avance como persona. Muchas veces elegimos quedarnos en la zona gris por miedo al cambio; por temor a lo desconocido, pero si lo piensas o, mejor dicho, si lo “sientes” bien, acabarás dándote cuenta de que es mucho más terrorífico quedarte estancado en el mismo sitio por tiempo indefinido; en un lugar en el que no eres feliz y al que no le encuentras más significado que el de sobrevivir sin importar el cómo. Decía Honoré de Balzac: “la resignación es un suicidio cotidiano” y, entonces…¿por qué habríamos de resignarnos?

Yo personalmente me siento tremendamente feliz de mi naturaleza porque gracias a ella miles de oportunidades han asaltado, asaltan y seguirán asaltando mi vida. Hoy puedo decir que mi afán por apartarme de esa zona gris me ha llevado a destinos más exóticos y placenteros y que estoy dispuesta a comprometerme conmigo misma a que siempre que perciba en mi vida un atisbo de esa oscuridad me precipitaré al vacío en busca de más luz.

No olvidemos que está demostrado que la curiosidad es una cualidad inherente al ser humano, así que si nos viene de fábrica, ¿no será que está para hacer uso de ella? 🙂

En mi mundo, la curiosidad, lejos de matar al gato, le invita a vivir y es su gran aliada.

 Raquel García García

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