A veces deseamos algo de una forma tan intensa, que lo empezamos a sentir como una necesidad y permitimos que ese deseo nos nuble el discernimiento apartando nuestra atención de las consecuencias reales que supondría conseguir aquello que tan intensamente anhelamos. Es importante plantearse si conseguir eso que tanto empeño estamos poniendo en alcanzar, ya sea un objeto, una situación o incluso estar con una persona, de verdad nos haría más felices o mejoraría nuestra calidad de vida en algún sentido, o es precisamente el hecho de no poder tenerlo lo que nos hace desearlo tanto. De entrada es importante hacer caso a nuestra intuición, que muchas veces acallamos en pos de los deseos de nuestro ego y que es la que suele dar la respuesta más adecuada a todas las preguntas que nos hacemos. Cuando nos encontramos de alguna forma posponiendo nuestra felicidad pensando que ésta sólo llegará cuando consigamos aquello que nos hemos propuesto, cabría preguntarse qué está pasando dentro de nosotros. Nadie ni nada tiene la capacidad de darnos ni quitarnos la felicidad; sólo nosotros mismos podemos. Pensar lo contrario es un engaño de la mente; una triquiñuela de nuestro ego herido. Si delegamos esa responsabilidad en el objeto de nuestro deseo, lo consigamos o no, volveremos a sentirnos vacíos. Si no lo alcanzamos nos frustraremos y nos consideraremos desgraciados e incapaces y si llegamos a obtenerlo, saltaremos rápidamente a sentir otro deseo como necesidad para satisfacer nuestro vacío existencial.
Por eso, cada vez que uno de tus deseos se convierta en una ferviente necesidad para ti, pregúntate si realmente necesitas eso en tu vida para estar mejor o ser más feliz, o simplemente estás intentando tapar algún agujero. Cuestiónate cuáles serían los verdaderos resultados de incorporar a esa nueva circunstancia o persona a tu vida en la forma en la que tú lo deseas y los beneficios o posibles desequilibrios que ello podría causarte y valóralo desde el fondo de tu esencia; sintiéndolo.
Dar la bienvenida a nuevas situaciones o compañeros siempre que estos mejoren tu situación de vida es una buena alternativa, pero recuerda que todo lo que necesitas, está dentro de ti.
Raquel García García.