La mariposa despliega sus hermosas alas y las bate contra el viento;
vuela a través de la adversidad sin dejar que la brisa la desvíe de su rumbo.
Su belleza procede del poder transformador de su fuerza,
que atravesando su dolor hizo trizas los límites de sus barreras
y dejó de ser crisálida para convertirse en inspiración etérea.
Una mariposa es una guerrera de la luz que transforma
su fragilidad en ilusión por vivir y jugar al unísono con el viento.
No existe límite que pueda detener su vuelo.
Raquel García García
En veces me pregunto si ellas tienen certeza del corto espacio de vida de que disponen y en ese lapso tan pequeño desplegar tanta valentía, tanta fuerza… en contrario nosotros, vivimos con la sensación de «inmortalidad» cuando, cada segundo es como el tiempo de las mariposas, no sabemos si al siguiente estaremos con vida para buscar esas segundas oportunidades… y lo dedicamos a cosas tan fútiles como el odio, la ira, atesoramos en vez de compartir… Gracias Raquel por tus aportes… nos recuerdan que tenemos vidas tan cortas como las mariposas pero a su vez, tenemos la capacidad de desplegar toda esa maravillosa valentia que nos hace admirarlas ! Abrazo.
Qué maravillosa reflexión, Javier. Te felicito y estoy totalmente de acuerdo contigo. El camino está para andarlo y no para verlo pasar sentados desde un lugar incómodo (aunque nosotros lo consideremos a veces cómodo por ser lo conocido). Un inmenso abrazo para ti, amigo 🙂