¿Cuántas de tus creencias has puesto a prueba? Para empezar a ser conscientes de nuestra realidad el primer paso es revisar nuestras creencias. A menudo sentimos que los hilos de nuestra vida son manejados por fuerzas a las que no conseguimos ver; nos sentimos perdidos y a la deriva, víctimas de las circunstancias y pensamos que nada podemos hacer para cambiar nuestra situación, pero…¿te has parado a observar cómo percibes el mundo en el que vives?; ¿en qué crees?; ¿a quién sigues?
He dicho muchas veces que no podemos controlarlo todo, ni siento que esto nos llevase más que a la frustración, porque la vida es cambio y éste no está hecho para el control, sino para la adaptación, de hecho, no siempre sobrevive el más fuerte ni el que más controla, sino el que tiene mayor capacidad de adaptación…eso es la evolución, pero es bien cierto para mí que sí podemos elegir en qué creemos.
Nuestra realidad está determinada por nuestras creencias sobre el mundo, sobre nosotros mismos y sobre todo lo que nos rodea. Si piensas que has venido aquí para sufrir así será, porque estarás creando gran parte de tu realidad. Aquello que creemos se convierte en un decreto para nosotros y actuamos en consecuencia…¿difícil de creer?…Pues te invito a poner a prueba tus creencias y a comprobarlo por ti mismo, porque esta es la mejor manera de llegarlo a comprender. Pero para aquellos que necesiten más datos antes de aventurarse, investigad, porque existen numerosos fenómenos psicológicos estudiados que lo corroboran. ¿Habéis oído hablar de las «profecías autocumplidas» o del llamado «efecto pigmalión»?
“Una profecía autocumplida o autorrealizada -expresión creada por el sociólogo Robert K. Merton- es una predicción que, una vez enunciada, es en sí misma la causa de que se haga realidad debido a que se desencadenan una serie de circunstancias favorables para que se cumpla. Un ejemplo típico es pronosticar la quiebra de un banco; esto provocará una gran alarma entre sus clientes, que irán a retirar masivamente los depósitos, haciendo que la entidad financiera no le quede más remedio que declararse en bancarrota. Otro ejemplo, en el campo de la educación, es el llamado efecto pigmalión, demostrado por Rosenthal a través de un experimento que realizó en una escuela. Este término procede de un mito griego, según el cual se relata cómo un escultor llamado Pigmalión se enamora de una de sus propias creaciones, Galatea, una estatua que encarnaba a la mujer de sus sueños. Afrodita, accediendo a las plegarias de Pigmalión, le otorga vida a la estatua. Valiéndose de este símil, el citado investigador llegó a la conclusión de que las expectativas de un profesor influyen en el comportamiento de los alumnos. Este efecto se explicaría por el hecho de que los profesores, consciente o inconscientemente, se forjan opiniones acerca del rendimiento de los diferentes alumnos y, en consecuencia, los tratan de forma distinta de acuerdo con dichas presunciones. Es posible que el profesor, a los alumnos que considera más capacitados, les dé más y mayores estímulos, con lo que responderán de forma positiva, esforzándose más, confirmando así el presentimiento del profesor. Lo contrario ocurriría si el profesor tiene un mal concepto de un alumno, se implicará menos en su proceso de enseñanza y el esfuerzo del alumno se resentirá. En definitiva, la profecía autocumplida es uno de los sesgos en que incurrimos los humanos al comportarnos según nuestras expectativas, que, asimismo, influyen en la actitud de otros para que se cumpla” (http://www.lascompetenciasbasicas.es/index.php/colaboraciones/241-la-profecia-autocumplida.html)
La mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes de lo que tenemos en la cabeza, no nos hemos parado a observar de dónde nos vienen esas ideas, quién nos las enseñó o si nos son útiles hoy en día. La “basura mental” se nos acumula sin darnos cuenta y de la misma forma se apodera de los hilos que nos mueven. Respondemos a una realidad que sin comprenderlo hemos creado nosotros mismos en buena parte; a una realidad que es la que esperamos que ocurra y la cuestión es…¿te gusta lo que crees?; ¿te hace mejor?; ¿te ayuda a crecer de alguna forma?…si la respuesta es SÍ, fantástico, ya tienes un tesorito, pero si la respuesta es NO…¿por qué no cambiarlo?
Muchas de nuestras creencias, las que tenemos más grabadas, son aquellas que aprendimos en nuestra infancia y seguramente ya no nos sirvan para nuestra vida de adultos amorosos. Está en nuestra mano comprender que éstas están determinando gran parte de nuestro camino y empezar a sustituirlas por otras que nos vengan mejor. Puedes elegir.
Personalmente no me gustan nada los dogmas y vengan de donde vengan las ideas, elijo abrir la puerta a aquellas que yo siento que van acordes con mi nueva vida; aquellas que me hacen avanzar y desarrollarme como persona; aquellas que me hacen ser la mejor versión de mí misma. El resto, tienen acceso restringido 🙂. Te invito a coger de todo lo que leas y escuches aquello que resuene contigo y te sirva para construir un mejor presente y una mejor versión de ti. Nadie tiene verdades absolutas. Tú decides en qué creer. Lo importante no es lo que yo u otro te pueda decir, sino lo que tú experimentes como adecuado para tí. Pregúntate siempre si tal o cual idea o creencia te ayuda a crecer de alguna manera. Nosotros elegimos y aunque a veces da miedo tanta responsabilidad…también es una maravilla porque significa que en buena parte podemos reescribir nuestra historia AHORA.
¿Estás dispuesto a cambiar tu realidad? 😉
Raquel García García
¡Raquel! Me encanta tu blog. Estoy muy de acuerdo con lo que dices, y me parece maravilloso que exista gente como tú que hagan de este mundo un lugar más feliz y nos ayuden al resto a abrir los ojos.
Un abrazo gigante
Graciassss!!! Me alegra mucho que te aporte :). Un abrazo enorrrrme para ti también 😉