«Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas». Anatole France.
«La mente humana suele tender a anticipar desgracias. Y sucede que cuando sufrimos antes de lo necesario, sufrimos más de lo necesario. Las estadísticas afirman que el noventa por ciento de nuestros sufrimientos los causan cosas anticipatorias que no han sucedido ni van a suceder. Si uno observa su mente, comprobará que funciona de manera fugaz e inquieta. Se mueve yendo y viniendo entre el pasado y el futuro y discurre rápida entre los polos de la antelación y la memoria. Pero tal función no tiene por qué conllevar la anticipación sufridora que, a menudo, tortura a muchas personas.
La mente cuida de nuestro cuerpo, revisando velozmente registros pasados, a la vez que los proyecta en sucesos por venir. Una función que, aunque nos protege de peligros y previene riesgos, puede generar pensamientos infundados acerca de desgracias venideras. No tenemos más que el presente. El estado de pre-ocupación es estéril, ya que lo apropiado es ocuparse, no pre-ocuparse que es lo mismo que ocuparse antes de tiempo. Recordemos que somos más felices y eficaces creando soluciones que dando vueltas en torno a los problemas. Entretanto, ¿qué mejor que abrir el corazón a la esperanza?»
José Mª Doria, «Inteligencia del Alma».