Me gustaría invitaros hoy a una reflexión sobre la Navidad, su significado y esos propósitos que todos o muchos nos empeñamos en hacer cada año cuando llegan estas fechas.
He de reconocer que hasta hace algunos años no me gustaban nada estas fiestas. Me irritaba el consumismo, las cenas de obligado cumplimiento, la falta de tiempo que surgía para hacer otras cosas fruto de todo esto, etc. Lo cierto es que no me daba cuenta de que estaba poniendo mi atención sólo en la parte negativa y no en el provecho que sí podía sacar de estas tradiciones. Hoy en día mi concepto sobre la Navidad ha cambiado, porque yo he cambiado y porque le he encontrado un significado, mucho más allá del concepto religioso y de todos los adornos consumistas que le hemos añadido. Para empezar, si antes me molestaban algunos compromisos sociales que incluía, era porque quizás no me permitía poner límites y decir que no a lo que realmente sentía que tenía que decirlo. Ahora, al menos en lo posible, sólo acudo a aquellas reuniones a las que realmente deseo ir, de verdad; a aquellas reuniones en las que sé que mi corazón se colmará de buenos ratos y compañías, aquellas que me nutren y que son sentidas. Es la única manera que conozco de que las cosas que hacemos funcionen, haciéndolas desde el corazón; estando donde realmente queremos estar y no desde el compromiso o el no saber decir que no. Cada día disfruto más de los momentos en familia, de los ojos brillosos de los que desean compartir su tiempo y sus vivencias conmigo. Me tomo estas fechas como una oportunidad de conectar aún más con la mirada interior, con mi corazón profundo, de pasar más tiempo con los míos y me permito sentir y hacer vibrar a la niña que habita en mí; a esa niña que ha recuperado la ilusión por los regalos, por las cenas especiales y el amor de los que le rodean. Y lo mejor, es que en ese sentido, en el del amor, es Navidad todo el año.
Pero hay una tradición que conservo y son las listas de propósitos para el año nuevo, pero ahora, lo hago con otra mirada; desde un lugar más profundo que el simple deseo de liberarme de lo que no me gusta y pedir que el Universo me traiga mágicamente algo diferente o de hacer actos esotéricos sin asumir responsabilidad alguna sobre mi cambio. Para mí, la Navidad es el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Es un buen momento para hacer limpieza, agradecer lo que hemos aprendido y despedirse de viejos conflictos y creencias y de abrirse al cambio y a lo que éste conlleva.
Es una oportunidad para tomar perspectiva, prestar atención a las diferentes áreas de nuestra vida y de nosotros mismos y decidir qué nos gustaría transformar o mejorar y qué pasos podríamos dar para propiciar ese cambio; para tomar responsabilidad sobre el diseño de nuestras vidas y contribuir a ello en la medida que nos es posible.
Por ello, me gustaría invitaros a realizar un ejercicio que contribuya a ello. Lo que yo hago es escribir en mi cuaderno personal cada área de mi vida y debajo de ellas defino claramente los cambios que me gustaría ver reflejados en cada una de ellas y los pasitos que puedo ir dando para acercarme, con sus fechas aproximadas de ejecución (ejercicio propuesto por la Escuela Española de Desarrollo Profesional, en la que cursé parte de mi formación como terapeuta). Me pongo metas con ilusión y, sobre todo, sin presión; tomo responsabilidad sobre aquello que siento que puedo y, además de esto, realizo actos simbólicos de psicomagia (un acto de psicomagía, por ponerlo de un modo simple, es como una metáfora; un acto simbólico que usamos para decirle a nuestra psique y al Universo aquello que queremos) para despedirme de aquello que ya no me hace falta (puede ser escribir una carta y quemarla como acto de dejarlo marchar) y también otro acto psicomágico para dar la bienvenida a lo nuevo (puede ser plantar una semilla, etc.). Cada uno que conecte con su corazón profundo, lo respire y elija aquella acción que resuene consigo mismo. No se trata de nada esotérico ni misterioso, sino más bien de un modo de comunicarnos en un lenguaje diferente al de las palabras.
Yo elijo vivir estas fechas desde la consciencia, desde la atención plena y desde la mirada blanda que me proporciona la luz de mi corazón y elijo tomar responsabilidad en mi propio camino…¿y tú?… ¿qué eliges?
Raquel García García
Terapeuta Transpersonal. Experta en Crecimiento Personal y Autoestima.