A veces estamos tan metidos en la realidad que crea nuestra mente, que nos sentimos totalmente identificados con ella y pensamos que es la única que existe; la única posible. Nos olvidamos de que cada uno vive su propia realidad e incluso de que podríamos crear una nueva para nosotros mismos. Nuestra realidad tendría que provenir de nuestro SER más interno, de nuestra esencia, esa es la única realidad a la que estamos llamados a atender, pero, a menudo, nos imbuimos en la percepción de la realidad que crea nuestro EGO y si tenemos en cuenta que éste se siente casi permanentemente amenazado, entenderemos que no es un buen consejero. Constantemente nos sentimos frustrados porque la interpretación de los demás no coincide con la nuestra o nos echamos las manos a la cabeza porque esta o aquella persona ha actuado de una forma de la que nosotros jamás actuaríamos. Emitimos juicios sobre lo que hacen otros alegando que eso nunca pasaría por nuestras cabezas, pensando en cómo podrán haber llegado a esa conclusión, etc. Nuestro EGO, por miedo, no suele ser muy tolerante ni con nosotros mismos ni con otros. Hoy y cualquier día sería un buen momento para empezar a percibir la realidad desde un lugar más armonioso, un lugar que no juzga ni nos juzga, un lugar en el que se aloja y brilla una luz que siempre nos guiará en el camino hacia el aprendizaje. Escucha tu esencia, párate a oír lo que tu SER tiene que decirte. No permitas que tu mente vulnerable y condicionada te inunde con pensamientos negativos y poco amorosos. Deja que cada uno viva su propia vida incluyéndote a ti mismo. Recuerda que eres un ser completo y maravilloso y que simplemente por eso, eres merecedor de todo lo bueno. Puede que tu EGO te grite que no es así, que no eres lo suficientemente bueno, o bello, o inteligente, o “perfecto” y que por ello mereces ser castigado en una realidad que persigue constantemente una perfección imposible en la que no se permiten ni perdonan los errores, pero si te paras a escuchar a tu SER, comprenderás que nadie te exige nada, que no estás aquí para emprender un camino perfecto y ausente de errores porque entonces no necesitarías estar aquí, sino para empezar a caminar por un sendero de aprendizaje en el que tus errores, serán tan válidos como tus aciertos. Lo único importante, es que todo aquello que hagas provenga de la luz de tu corazón y no de la oscuridad de tu miedo. Crea tu propia realidad y haz del amor tu guía. Te conviertes en lo que sientes y piensas; piensa y siente desde el amor. Eres artífice y responsable de tu propia vida, no permitas que otros lo hagan por ti, ni pretendas tú crear la de otros. Conviértete en la razón de tu propia existencia y en el protagonista de tu realidad.
Raquel García García.